– Tenía tierras de cultivo a cien metros del campo.
– ¡Tiene tierras de cultivo a cien metros del campo!
– Y trabajaba también durante la ocupación.
– ¿ÉI trabajaba en sus tierras?
– Sí.
– Entonces él vio como asfixiaban a los judíos, oyó como gritaban, vio todo eso.
– Había un montículo en el terreno y desde ahí podía ver muchas cosas.
-¿Qué está diciendo?
– Que no podían detenerse y mirar. Estaba prohibido, y además los ucranianos les disparaban.
-¿Los dejaban trabajar las tierras aunque estaban a cien metros del campo?
– Se podía, sí, se podía. De vez en cuando echaba una ojeada, cuando los ucranianos no lo veían.
-¿Pero entonces, trabajaba sin levantar la vista?
– Sí. Trabajaba justo al lado del alambre de púas, se oían gritos horribles.
– ¿Sus tierras estaban allí?
– Sí, estaban muy cerca.
– Podía trabajarlas, no estaba prohibido. ¿ÉI trabajaba, él cultivaba allí?
– Sí, incluso allí, donde está el campo ahora. Formaba parte de sus tierras.
– Ah, formaba parte de sus tierras.
– No se podía entrar, pero se podía oír todo.
– ¿No le molestaba trabajar tan cerca de esos gritos?
– Al principio, realmente, no se podía soportar. Y después, uno se acostumbra.
– ¿Uno se acostumbra a todo?
– Sí.
El documental Shoa también se ha publicado en forma de libro. Arena Libros, colección Tiempo al tiempo nº2, Madrid 2003. ISBN: 84-95897-22-9. pg. 34-35.