Mauthausen: maneras de matar

Benito Bermejo reedita y amplía Francisco Boix, el fotógrafo de Mauthausen, agotado hace muchísimo tiempo, con el título de El fotógrafo del horror. También con edición en catalán. Es de esperar que amplíe la información proporcionada por el SS-Unterscharführer Hermann Schinlauer, ya fallecido, al que en la edición de 2002 no mencionaba por su nombre.

Más información, y una buena colección de enlaces:

http://ctxt.es/es/20150611/culturas/1412/Mauthausen-maneras-de-matar-Holocausto-Benito-Bermejo.htm.

Hitler sobre la religión (I) y los españoles (IV)

Primera y más extensa de las entradas dedicadas por Hitler a la religión en sus Conversaciones privadas. En ella se dirige a un público que sabe que coincide con él en sus ideas sobre la religión en general, y el cristianismo en particular. No es de extrañar que se acuerde de los españoles como especialmente «perjudicados» por la religión católica.

13 de diciembre de 1941, a mediodía.

Invitados especiales: Ribbentrop, Rosenberg, Goebbels, Terboven y el Reichsleiter Bouhler.

La guerra terminará algún día. Y será entonces cuando considere que resolver el problema religioso es la labor definitiva de mi vida. Sólo entonces quedará garantizada de una vez por todas la vida de los naturales de Alemania.

Yo no intervengo en lo referente a las creencias. Por eso no puedo permitir que los eclesiásticos intervengan en asuntos temporales. Hay que aplastar la mentira organizada. El Estado debe ser amo absoluto.

Cuando era más joven pensaba que estos asuntos había que atacarlos con dinamita. Posteriormente me he dado cuenta de que puede actuarse con cierta sutileza. La rama podrida se cae sola. La situación oficial ha de ser como sigue: en en la silla de san Pedro, un oficiante senil; ante él, unas cuantas viejas siniestras tan chochas y pobres de espíritu como se quiera. Los jóvenes y sanos, de nuestro lado. Nada tengo que oponer con una Iglesia que se identifica con el Estado, cono es el caso de Inglaterra.Pero incluso así es imposible mantener a la humanidad perpetuamente esclavizada a base de mentiras. Al fin y al cabo hasta los siglos VI y VIII el cristianismo no fue impuesto a nuestros pueblos por príncipes que tenían con los curas una alianza de intereses. Anteriormente nuestros pueblos vivían sin esa religión perfectamente. Tengo seis divisiones de SS formada por hombres absolutamente indiferentes en materia de religión. Y esto no les impide ir a la muerte con el alma serena.

*

Jesucristo era ario, [curiosa exposición de prejuicios; Jesús y sus enseñanzas son despreciables… pero no podía ser un vulgar judío] y San Pablo se sirvió de su doctrina para movilizar el inframundo del delito y organizar un protobolchevismo. Es una intrusión en el mundo que señala el final de un largo reinado: el del claro genio grecolatino.

¿Qué Dios es ese al que sólo le agrada ver a los hombres humillados ante él?  Intentad plantearos el sentido del siguiente embuste, que es bastante simple. Dios crea las ocasiones de pecado. A continuación, y con ayuda del demonio, logra que el hombre peque. ¡Y entonces se sirve de una virgen para traer al mundo un hijo que con su muerte redimirá a la humanidad!

Puedo imaginar a personas entusiasmadas por el paraíso de Mahoma, ¡pero el insípido paraíso de los cristianos…! En vida uno está acostumbrado a oír la música de Richard Wagner. Y tras la muerte no habrá más que aleluyas, plameras que ondean, niños en la edad del biberón y viejos encanecidos.

Los hombres de las islas [supongo que se referirá a melanesios, polinesios….] homenajean a las fuerzas de la naturaleza. Mientras que el cristianismo es un invento de mentes enfermas; no cabe imaginarse algo más carente de sentido ni un modo más indecente de convertir la noción de divinidad en una burla. Un negro con sus tabúes es abrumadoramente superior al ser humano que cree seriamente en la transustanciación.  Sigue leyendo

Hitler juzga a los españoles (y a los soldados de la div. azul) III

La entrada de la noche del 4 al 5 de enero de 1942 es de las más extensas, y la que más gustan de citar los neonazis españoles, convenientemente acotada. Lo cierto es que sitúa a los españoles, como en otras ocasiones, como buenos auxiliares, a la altura de los húngaros, y por encima de los rumanos. Tan valientes como estúpidos, irresponsables y vagos. Recuerda las reflexiones de Goeben durante las guerras carlistas, pero la acusación a los habitantes de la península ibérica como valientes e incapaces de establecer guardias, en realidad podría rastrearse hasta Estrabón.

También como en otras ocasiones, el revolucionario Hitler distingue entre «el pueblo llano», soldados y gente común, y los dirigentes (y oficiales) de la misma «raza» o país. Para las clases dirigentes españolas el Führer no tenía más que desprecio, especialmente para Franco y Serrano Súñer.

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Hitler y los españoles (II)

En julio de 1941, en la plenitud de su poder, Hitler accede a los ruegos de su corte y consiente en que se registren por escrito las reflexiones-monólogos con las que deleita a sus íntimos durante las comidas y cenas. No admite ningún medio mecánico, y sí la presencia de un taquígrafo, que desde un rincón no muy visible puede tomar notas que luego serán corregidas, aprobadas y guardadas por su secretario, Martin Bormann. Nacen así las «Bormann-Vermerke«, más conocidas en español e inglés como «Las conversaciones de sobremesa», tal y como se publicaron en español, muy censuradas, en los años 50. En el 2004 la editorial Crítica rehizo esta traducción, con las partes suprimidas, buena parte de ellas bastante peyorativas respecto a los españoles, la Falange, Franco, o la Iglesia Católica. De esta última edición, «Las conversaciones privadas de Hitler», proviene la traducción de los fragmentos que iremos reproduciendo. Las citas se intentan poner en su contexto, por lo que incluimos párrafos referidos a otras naciones.

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ABC, 17 de octubre de 1946

ABC, 17 de octubre de 1947

La portada del ABC, el dia siguiente de las ejecuciones de los condenados a muerte en los juicios de Nuremberg. Más abajo, una página interior

Los ejecutados

La calidad de las imágenes es la que se puede conseguir en las hemerotecas españolas, lo siento. De todas formas, el texto no es lo más significativo. Gracias a Chana por su colaboración.

Hitler y los hispanos en «Mein Kampf»

Comencemos por “Mi lucha”, I parte, principio cap. 11, sobre la opinión que le merece la colonización ibérica de Sudamérica y Centroamérica. Este fragmento está tomado de la primera edición en castellano del libro, traducción anónima de 1935 por la editorial Araluce, autorizada por la editorial alemana Franz Eher de Munich. En realidad está resumida, pero es la más difundida, con diferencia, sobre todo en España, y la que se encuentra en cualquier librería de lance bajo múltiples sellos editoriales y portadas. Sigue leyendo

1945. La prensa española y la segunda guerra mundial

Al comenzar la SGM la situación era radicalmente distinta al de otro periodo histórico. España nunca ha sufrido una dictadura tan absoluta en materia de prensa, publicaciones y costumbres desde las épocas de Fernando VII. Aunque el régimen polaco era muy semejante al español (una dictadura militar muy católica, fervientemente anticomunista) la lealtad hacia Alemania y la antipatía por Francia dominaban el común de la España Vencedora, pese a que algunas de sus élites tenían muy en mente la decisiva ayuda inglesa en el triunfo de la «Cruzada» (Vidal Guardiola, Sainz Rodríguez[1]; se puede añadir al duque de Alba[2], pronto a Beigbeder[3]). El rápido triunfo sobre Polonia y la entrada de Italia en guerra cambia rápidamente los titubeos franquistas, y como ha revelado recientemente Ros Agudo en «La guerra secreta de Franco«[4] por lo menos desde el 31 de octubre se planifica una entrada en guerra junto con sus «aliados naturales», con un vasto (e imposible) programa de rearme[5] y proyectos para atacar a Francia en Marruecos y emprender una guerra ofensiva en el mediterráneo, manteniendo Canarias y los Pirineos bien defendidos mientras se cierra el estrecho y se asedia Gibraltar.El panorama de la edición de libros y de periódicos de entonces tampoco tiene ya mucho que ver con el de 1914-18, cuando las embajadas extranjeras (y sobre todo la alemana) repartían con generosidad «subvenciones» a periódicos y periodistas afines. La censura previa controla hasta la última coma de lo que se publica, la penuria de papel, que se administra por cupos directamente por el gobierno, premia o condena a toda publicación «disidente», y en cada provincia la Falange, las diputaciones, gobiernos civiles, etc.,  poseen al menos un periódico[6]. Además, están los que son propiedad de la Iglesia, o que se someten voluntariamente a su censura, además de la civil. En todos los periódicos, incluidos los de la Iglesia, la designación de los directores la hace el ministerio de la Gobernación (interior). Aunque los vencedores no forman una unidad tan homogénea como quieren mostrar, realmente hay que atender a señales muy tenues para distinguir entre un periódico privado monárquico, otro entusiastamente falangista, o uno católico. Además del control de la censura gubernamental (obligatoria) y la eclesiástica (voluntaria) y del control que imponen los directores, están las «consignas», que marcan por anticipado qué temas son importantes, cuales no, y los que están prohibidos. Eso no significa que no haya personalidades leales al régimen como las anteriormente citadas (incluyendo el primer ministro de exteriores, Beigbeder, o el embajador en Londres, duque de Alba) que se permitan ser aliadófilos, pero su número cae en picado tras el armisticio francés. Hasta bien entrado 1942 será difícil encontrar por lo menos cierta apariencia de neutralidad entre la prensa española (por ejemplo, el elitista semanario de economía y política internacional Mundo) e incluso en 1945 resulta difícil encontrar artículos de opinión abiertamente aliadófilos aun en la prensa católica[7], y eso que Pío XII ha denunciado ya abiertamente al nazismo[8].

En un país en el que la tirada y calidad técnica de la prensa (siempre debidos a cortes eléctricos, según se ven obligados a disculparse… pese a recibir airadas protestas por parte de las compañías suministradoras[9]) están bajo mínimos destaca la impecable factura de Signal[10] o Der Adler, en perfecto castellano y con fotos a color. Y es que el rey en la sombra de la prensa española de entonces es Josef Hans Lazar[11], y que reparte con generosidad fondos entre publicaciones, directores y periodistas afines, al margen de la publicación de todo tipo de folletos y hojas sueltas, distribuidas incluso por los párrocos entre sus feligreses[12]. Sigue leyendo

Filogermanismo español y propaganda nazi; una historia muy, muy larga

Entre los aficionados a la historia militar, es difícil encontrar a alguien que no manifieste su profunda admiración por el maravilloso ejército alemán de la segunda guerra mundial. Casi siempre luego te recuerdan que esa admiración no tiene nada que ver con el nazismo o con los brutales comportamientos “de las SS”. Pero claro, como expertos, nos recuerdan que “las Waffen SS eran soldados, no es lo mismo que la SS” y que la mayoría de generales alemanes en realidad desde siempre fueron antihitlerianos, y unos perfectos caballeros.

También se suele resaltar eso de la “exagerada propaganda aliada”. Conozco a gente con notables bibliotecas sobre la SGM, en las que apenas hay un par de libros escritos desde un “punto de vista” tan proaliado como Liddell Hart. Cuando algún autor se muestra especialmente justificativo con los bombardeos aliados, como Noble Frankland en la añeja San Martín, el prólogo español inmediatamente pone las cosas en su “sitio”. Y, jamás, figura un solo libro sobre el holocausto. Tampoco es tan fácil, hasta hace bien poco no pasaban de la docena los libros publicados en español sobre el tema, y aunque el actual boom editorial casi ha triplicado esa cifra, sólo el más baratito de César Vidal en Alianza ha llegado a la segunda edición, que no sé si se pueden atribuir al tirón del autor (actual nuevo gurú de la derecha “auténtica” española), o a que Alianza siempre reedita su fondo de bolsillo.
Hasta 1960 no se publica en español un solo libro sobre el holocausto: “El tercer reich y los judíos” de Poliakov y Wulf (Seix Barral). En su prólogo, su editor y traductor parcial Carlos Barral necesita justificarse por publicar un libro sobre este tema, tan desagradable. Pero tranquilos, las fotos no son especialmente morbosas, montones de gafas, la puerta de Treblinka, documentos… nada de mal gusto. El cambio de título de “Judgment at Nuremberg” por “Vencedores y vencidos”, parafraseando cierta famosa portada del Abc de 1946, no es más que una anécdota, así como el que se suprimieran las imágenes filmadas en los KZ que muestra el fiscal de la película. Sigue leyendo