Manstein, Barbarroja y los crímenes de guerra

En mayo del 41, antes de Barbarroja, ya está todo previsto sobre cómo debe llevarse la guerra contra la URSS:

  • “Los comisarios del Ejército Rojo no serán reconocidos como prisioneros de guerra y serán liquidados. No serán trasladados a retaguardia”.
  • No se juzgará a los soldados alemanes que maten o maltraten a los civiles soviéticos (decreto del Fuhrer del 13 de Mayo de 1941, sobre la regulación de la conducta de las tropas durante “Barbarroja”).

Los Einsatzgruppen son batallones especiales de la SD y Policía de Orden, pero es la Wehrmacht quien tiene que proporcionarles combustible, comida, alojamiento y comunicaciones por radio; y sobre todo, entregarles a todo sospechoso de ser judío o miembro del PCUS.

Todo ello está estipulado antes de Barbarroja, negociado desde marzo y rubicado en mayo del 41.

Pero la tarea es demasiado inmensa para que sólo los SS realicen su función solitos, así que pronto el Heer también se dedica a la tarea, e incluso participan unidades de tierra de la Luftwaffe. De todo ello tenemos informes por los mismos Einsatzgruppen o de los Estados mayores de los Grupos de Ejército, que mencionan la colaboración (o no) de según qué mandos o unidades.

Guderian o von Bock, por ejemplo, protestaron. Pero ¿cuál fue la reacción de Manstein, jefe entonces del XI Ejército? Según sus (recientemente reeditadas) memorias (1955), ni la cumplió ni ocultó que no iba a cumplirla. Es más, cuando fue trasladado del LVI Cuerpo Pánzer al 11º Ejército, comprobó que tampoco allí se cumplía demasiado (pp. 231-232 de la edición de Inédita Ediciones, Barcelona 2006). Desgraciadamente para él, algunas de sus órdenes originales sobrevivieron a los vaivenes de la guerra. Como ésta, que fue presentada en su juicio:
Orden del día [para los oficiales], 20 de noviembre de 1941:

Desde el 22 de junio, el pueblo alemán se encuentra sumido en una batalla a vida o muerte contra el sistema bolchevique. Esta batalla contra el ejército soviético no se libra exclusivamente de manera convencional y de acuerdo con las reglas de la guerra europea…. Los judíos son los intermediarios entre el enemigo situado a retaguardia y los restos del ejército rojo y la dirección roja que aún combaten: ejercen un control mucho más fuerte que en Europa sobre todas las posiciones clave de la dirección política y la administración, ocupan el comercio y los negocios y además forman células para toda clase de disturbios y posibles rebeliones.

Hay que erradicar el sistema judeobolchevique de una vez por todas; no puede volver a interferir jamás en nuestro espacio vital europeo. Por lo tanto, al soldado alemán no sólo le corresponde la tarea de destruir el instrumento de poder de este sistema, sino que avanza como portador de una concepción racial y como vengador de todas las atrocidades que se han cometido contra él y contra el pueblo alemán.

El soldado alemán debe demostrar que comprende la severa expiación que corresponde al judaísmo, el portador espiritual del terror bolchevique.

Documento 4064-PS.  Citado en “Hitler y el holocausto” de Robert S. Wistrich, (Hitler and the Holocaust, 2001, traducción de Ricard Martínez). Mondadori, Barcelona 2002, pp161-162.

Kershaw, Ian: Hitler 1936-1945 (Hitler,1936-1945 Nemesis, 2000, traducción de José Manuel Álvarez Flórez). Península, Barcelona 2000. pg. 458.

Von Manstein no fue juzgado en Nuremberg, (juicios al Alto Mando Alemán de Nuremberg, del 30 de Diciembre de 1947 al 28 de octubre de 1948), sino en un juicio en Hamburgo en agosto de 1948, donde le sentenciaron a 18 años, conmutados a 12, de los que cumplió cuatro.

Las actas del “juicio de los generales” de Nuremberg, con algunos de los documentos empleados.