20-21 de noviembre de 1944 (TNA, WO 208/4364)
Meyer: ¿Sabe usted que hice fusilar a un Scharführer (suboficial) en Caen por violar a una chica?
Eberbach: No.
Meyer: El tipo hizo lo siguiente: estaba borracho y entonces fue… donde había varias mujeres; cogió a una muchacha y la obligó a guiarlo hasta el pueblo vecino. La chica se escapó, y entonces él la volvió a meter en la casa, la encerró allí, y finalmente la violó. La chica murió. Gracias a Dios, conseguimos demostrarlo… a la mañana siguiente, y yo ordené ejecutar al sujeto, ordené también que el alcalde y algunos concejales presenciaran la ejecución. Tuvieron que mirar. Cuando terminó, el alcalde se dirigió a mí para darme las gracias, en nombre de la población local, por la rapidez con la que se había solucionado el asunto. Lo consideraba un delito cometido por un criminal, no por un soldado alemán. Repitió esas palabras en el funeral, por lo que las relaciones con la población volvieron a marchar sobre ruedas y el asunto quedó liquidado.
Eberbach (Riéndose): Eso dice mucho en su favor. Pero tengo entendido que el Führer estableció en el Este la orden de que la violación de mujeres y niñas no debía ser… como un delito criminal, sino sólo como una infracción disciplinaria, porque el terror era parte de las reglas de la guerra.
Meyer: Nunca oí tal cosa.
Eberbach: Esa orden no se dictó para el Oeste, sino sólo para el Este.
Meyer. Por otro lado, conozco a unos cuantos oficiales que raptaron a jóvenes ucranianas, durante el inverno de 1941 y 1942 en Taganrog… allí había chicas bellísimas. Aquellos oficiales, después de haber comparecido ante un tribunal de honor, no han sido ascendidos hasta hoy.
De este juicio y fusilamiento de un Scharführer (más o menos, cabo 1º) de la HitlerJugend en Caen no se ha encontrado ningún rastro en los archivos alemanes. Aún así, puede que fuera cierto.
Eberbach seguramente se refiere, de oídas, a la Gerichtsbarkeitserlass del 13 de mayo de 1941, que en realidad regula gran número de instrucciones para la futura guerra en el Este.
El Decreto sobre el ejercicio de la jurisdicción militar en el área de «Barbarroja» y sobre las medidas especiales de las tropas del 13 de mayo de 1941 retiraba de la jurisdicción ordinaria los posibles delitos cometidos sobre los civiles en campaña. Los soldados no debían temer el que tuvieran que responder ante un tribunal después de la guerra. Este Decreto rompía con la ley internacional vigente, al igual que la más famosa «Orden de los comisarios» (Kommissarbefehl – vom 6. Juni 1941). Este decreto también era secreto. El OKW hizo 23 copias, y no se trasfirieron a sus destinos hasta el 1 de junio. Preveía un gran conjunto de medidas para el «tratamiento de los crímenes cometidos por civiles enemigos».
Los sospechosos pueden ser fusilados por orden de un oficial. Un pueblo puede sufrir «medidas colectivas de castigo» por decisión de un comandante de batallón (I,4). Se prohíbe expresamente (I,5) la detención y custodia de sospechosos para entregarlos posteriormente a un tribunal. Sólo cuando el territorio esté «suficientemente pacificado» puede instaurarse la jurisdicción de la Wehrmacht.
Al evaluar todos estos actos, se tienen en cuenta «los delitos cometidos sobre el pueblo alemán por la influencia bolchevique» (II.2). Se pide que se sea muy cauteloso a la hora de juzgar la credibilidad de los civiles enemigos (II.4), y que, incluso en caso de delitos militares, no habrá persecución de oficio por parte de la Wehrmacht.
No obstante, los delitos sexuales graves, la destrucción sin sentido y los actos criminales como «señales de que podía desbocarse el uso de la fuerza» podían ser objeto de consejo de guerra, pues había que mantener la disciplina (II.3).
En la tercera sección, instaba en que todos los oficiales debían ser informados de manera oportuna de «forma insistente» (III.1). También los asesores jurídicos, que debían sen conscientes de estas instrucciones y de las «comunicaciones orales» en las que se explicaban las intenciones políticas del mando (III.2). Había que recalcar que estas instrucciones correspondían a la voluntad política de los dirigentes del estado (III.3).
En la cuarta, que esta orden estaba clasificada como alto secreto. La firmaba Keitel, como Chef des Oberkommandos del Wehrmacht. En todo el decreto no se mencionaba por su nombre a Hitler, sólo la «voluntad política de los dirigentes».
Transcripción del original en alemán, incluyendo facsímil.
Según las especificaciones de este decreto, Meyer debía haber sido informado por sus superiores de estas disposiciones en 1941, ya que empezó Barbarroja como comandante del batallón de reconocimiento de la Leibstandarte. Resulta curioso que Eberbach sea quien lo recuerde, cuando entonces estaba al mando del submarino U-967. Eberbach puede que desconozca qué estaba haciendo Meyer en Barbarroja, aunque su obtención de la Ritterkreuz por sus acciones en Grecia tuvo una amplia publicidad en todos los medios.
Pero de hecho, no se conoce ninguna orden especial de Hitler de 1941 que contemplara castigos para las violaciones.
Neitzel, Sönke (editor): Los Generales de Hitler. Transcripciones de conversaciones secretas: 1942-1945 (Abgehört. Deutsche Generäle in britischer Kriegsgefangenschaft 1942-1945, 2005). Traducción de Cristina Pizarro, Editorial Tempus, Barcelona 2008. pg. 275-276. Notas pg. 507.
Ah, esas admisiones de ataques amnesia tan casuales como oportunas y que los actuales acólitos del Mito de la Wehrmacht, indefectiblemente, siempre aceptan como declaraciones de buena fe ;-)
Un saludo,
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Y no veas si juntas la Wehrmacht con los Waffen-SS… Sólo somos soldados, no nos metemos en política.
Ya veo que también te estás pasando al «lado oscuro» de la historiografía… cuidadín con Olagüe, que engancha :-)
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