El 6 de diciembre de 1939 Heinrich Himmler desea consultar con la cancillería del Führer, bajo el mando de Rudolf Hess, una serie de medidas contra los judíos.
El Jefe de Negociado de la Cancillería es Martin Bormann, que está acostumbrado a trabajar directamente con Hitler y es experto en librarle de menudencias. Año y medio más tarde, cuando a Hess le dio por volar a Escocia, Bormann se verá recompensado con la jefatura suprema de la Cancillería.
Pero regresemos a diciembre de 1939. La segunda guerra mundial lleva tres meses en marcha. Se está intentando llegar a algún tipo de acuerdo con Reino Unido y Francia, ahora que Polonia no existe. Hay que renegociar con la URSS las líneas de influencia. Y la ocupación de Polonia. Las medidas que desea consultar Himmler, en concreto, son sobre qué hacer con las líneas de teléfono que aún son propiedad de judíos, y si debe adoptarse algún tipo de insignia para identificarlos.
La respuesta de Bormann se conserva en el Bundesarchiv Berlin NS 18alt/842: «el Reichshführer SS discutirá todas las medidas en contra de los judios directamente con el Führer».
Peter Longerich: The Unwritten Order. Hitler’s Role in the Final Solution. Tempus, Charleston 2001. pg. 45-46.