En el verano de 1943, una excursión patrocinada por un campo del programa de «evacuación rural para niños» en el Gobierno General visitó la ciudad de Gorlice. «Apenas terminamos nuestra sopa de patatas nos pusimos en camino —escribió una de las profesoras que participaban en la excursión, una mujer de veintitrés años procedente de Hamburgo—; después caminamos por la ciudad un poco y echamos un vistazo al «antiguo callejón judío».» El guardia que acompañaba al grupo, «tras asegurarse que nadie más estaba oyendo», contó en su alemán chapurreado que «todos los judíos sin excepción habían sido ejecutados ocho meses atrás». (la masacre, en realidad, se había producido en agosto de 1942). Aunque la historia real únicamente se contó a los adultos, todos los participantes recorrieron el «callejón judío». Una semana después, profesores y alumnos realizaron una expedición a Biecz. En el camino se toparon con los restos de un campo de trabajo para judíos que había sido abandonado: «Hay centenares enterrados aquí», informó un gendarme polaco. La misma Biecz estaba casi completamente desierta: » Si se mira con cuidado es posible reconocer los nombres de los antiguos propietarios encima de las puertas: Isaac, Moses, Sarah… En esta desolación, la inmensa iglesia gótica parecía absolutamente irreal». No obstante, «Erica se sentó frente al órgano y tocó para nosotros. Los niños se sentaron en completo silencio en los bancos, escucharon la música y contemplaron reverencialmente la iglesia».
Peter Fritzsche: Vida y muerte en el tercer Reich (Life and Death in the Third Reich, Harvard University Press, 2008) Traducción de Luís Noriega. Editorial Crítica, Barcelona 2009. pg. 171. Fuentes en pg. 316: Annemarie Landenberger, Als Hamburguer Lehrerin in der Kinderlandverschickung: Tagebuch 1943, Hamburgo, 1992. Entrada del 20 de julio de 1943, pg. 46.