La guerra empieza a no ir del todo bien en octubre de 1941. Los alemanes acaban de tomar Jarkov, pero no se avanza en Moscú, y hay fuertes contraataques en Leningrado. Parece claro que la URSS no se va a derrumbar antes del invierno. Hitler, en sus conversaciones de sobremesa, sabe perfectamente a quién debe culpar.
25 de octubre de 1941, por la tarde.
Invitados especiales: el Reichsführer SS Himmler y el SS Obergruppenführer Heydrich
Desde la tribuna del Reichstag profeticé a la judería que los judíos desaparecerían de Europa en caso de que no pudiera evitarse la guerra. Esta raza de criminales tiene sobre la conciencia los dos millones de muertos de la primera guerra mundial, y ahora ya centenas de millares. ¡Que no venga nadie a decirme que no se les puede acorralar en las regiones pantanosas de Rusia! Entonces, ¿quién se preocupa de nuestrso soldados? No importa tampoco que el rumor público nos adjudique el designio de exterminar a los judíos. El terror es saludable.
La tentativa de crear un Estado judío sería un fracaso.
Las conversaciones privadas de Hitler (Bormann-Vermerke) Traducción de Alfredo Nieto, Alberto Vilán, Renato Lavergne y Alberto Clavería. Editorial Crítica, Barcelona 2004. Pg. 70.
Más referencias a su «profecía» en el diario de Goebbels el 27 de marzo de 1942, el 14 de diciembre de 1942, y en el discurso de Himmler el 5 de mayo de 1943.